miércoles, 10 de marzo de 2010

Las máscaras del héroe (Juan Manuel de Prada)


Esta es sin duda una de las novelas que más he disfrutado en los últimos quince años. Por eso mismo me sorprende a mí mismo no haber podido terminar ninguna de las obras posteriores de este mismo autor, quizás porque no conseguía evitar compararlas con esta, o quién sabe por qué. Hay ciertos autores que me parece que cargan con una especie de maldición, y es que su primera obra es tan exageradamente buena que todo lo que viene después sale mal parado en la comparación. Otra cosa, por supuesto, es que no deberíamos comparar unas obras con otras, sino tratar de disfrutarlas en sí mismas y por sí mismas, pero eso no es siempre posible. Y también es igualmente cierto que esta no fue la primera obra de J. M. de Prada, pero sí su primera novela. Para entonces ya había ganado innumerables premios de relato (si no me equivoco, en un mismo año tres relatos cortos suyos quedaron entre los cuatro mejores según el jurado del premio Max Aub).
Empecé a oír hablar de Las máscaras del héroe poco antes de que saliera a la venta, había un cierto runrún, un rumor de que una obra importante se avecinaba. Ahora mismo no recuerdo a ningún otro autor del que se haya hablado tanto en prensa y radio antes incluso de publicar su primera novela. El caso es que lo compré para regalárselo a mi hermano Eddy y aproveché para leerlo yo también (es el truco de nuestros mutuos regalos navideños, que ambos los disfrutamos por igual). La lectura es apasionante desde el comienzo, con la carta de Gálvez al inspector de prisiones, y el posterior Museo de Espectros, donde van apareciendo uno tras otro personajes como Alejandro Sawa, Jardiel Poncela, Valle Inclán, Baroja, junto a Fernando Navales, el antihéroe de esta obra, que nos arrastra con él por un universo perfectamente tallado a base de magníficas descripciones y metáforas que te hacen detenerte en la lectura y releerlas para paladearlas como se merece la buena literatura.
Pero no es Navales quien cautiva al lector, sino sobre todo Gálvez, uno de esos personajes a los que se lamenta profundamente no volver a ver: …desapareció para siempre, como un ángel que vuelve al infierno, como un héroe enmascarado que al final de la función se aparta la careta y reniega de su heroísmo…

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