martes, 23 de marzo de 2010

Atlantis/El oro de los Cruzados (David Gibbins)


Recientemente Matilde Asensi defendía el género de aventuras como literatura de calidad, cuando habitualmente es un género al que la crítica deja a un lado. Estoy plenamente de acuerdo con la autora alicantina. Nunca me ha gustado el concepto de canon literario, ni tampoco la idea tan extendida de dividir y subdividir la narrativa en distintos géneros y subgéneros. No soy partidario de las etiquetas, y menos en literatura. A mi modo de ver, una obra es buena o no lo es, y aún esto no es más que una decisión subjetiva. Dicho de otra forma, una obra no será mejor simplemente porque así lo diga tal o cual persona. Todavía recuerdo mis años de estudios en Filología Inglesa, cuando parecía que todo aquél que no hubiera leído el Ulysses de Joyce (o que lo hubiese leído y se atreviese a reconocer que no le gustaba) quedaba marcado por una especie de estigma. De hecho, llegó a darse el caso de un profesor que admitió que dicha obra se le había hecho poco menos que insoportable, pero lo dijo por lo bajo, dejando claro que no lo repetiría delante de sus colegas.
Para mí la literatura es diversión, disfruto leyendo y escribiendo. Disfruté leyendo El Hobbit y también leyendo Las Ninfas, de Umbral. ¿Dónde me deja eso?
Todo lo anterior viene a cuento para comentar dos novelas de David Gibbins, Atlantis y El oro de los Cruzados. Dos novelas de aventuras. Dos buenas novelas de aventuras, en mi opinión. El autor es un profesional de la arqueología submarina, como el protagonista de las dos obras, así que sabe de lo que escribe y proporciona gran cantidad de datos que aportan realismo y credibilidad a la narración, pero la profusión de datos no llega a entorpecer la lectura. Casi todo lo que se cuenta resulta creíble, y aquello que no… tampoco le resulta al lector difícil de aceptar, pues Gibbins aporta teorías que parecen sustentar los devaneos de su imaginación. Un detalle a señalar es el anexo que el autor incluye al final de cada uno de estos libros para entrar en pormenores de cada dato histórico que ha ido apareciendo a lo largo de la obra.
Hay novelas de aventuras que falsean la Historia, o que la cogen por los pelos, y, peor, que pretenden convencernos de que lo que cuentan es cierto. Gibbins no hace nada de eso, se limita a contarnos una historia entretenida, y a contarla bien. Hay buenas historias mal contadas, y malas historias maravillosamente contadas. Gibbins ha ideado dos buenas historias y ha sabido contarlas bien.
En definitiva, dos ejemplos de buen género de aventuras. O, simple y llanamente, dos buenas novelas, si lo que queremos es pasar un rato entretenido con un libro en las manos.

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