martes, 23 de marzo de 2010

Un día en Venus con Gustavo Otero





Hoy tenemos el placer de contar con la presencia en Venus de Gustavo Otero, ilustrador, ilusionista, mago, animador y contador de historias bonaerense, aunque residente en Madrid. Como ilustrador, ha llenado de dibujos un gran número de obras de los más diversos estilos, desde libros de texto a los libros de poemas de Joaquín Sabina (cuyos poemas ilustra semanalmente en la revista Interviú) pasando por novelas juveniles y libros de magia. Como ilusionista y mago, son miles los espectáculos con los que ha hecho gozar a niños de todas las edades en multitud de escuelas, bibliotecas y centros culturales, y siempre con la iniciación a la lectura y al dibujo como estandarte. No dejéis de visitar su fantástica web, en la que encontraréis, no sólo información sino formas de participación. Finalmente, y como visitante venusiano, nos ha regalado, además de su tiempo y sus respuestas, un puñado de fantásticas ilustraciones para que las disfrutemos.

Muchísimas gracias, Gustavo, por todo.

1) Siguiendo el ejemplo de un concurso organizado por una revista norteamericana, ¿podrías escribir tu autobiografía en no más de diez palabras? (En tu caso, si lo prefieres, puede ser con un dibujo)
Nací, crezco, aprendo, dibujo y me divierto. Me sobran tres… ya no.

2) Desde aquí, ¿hacia dónde vas?
Sigo varios caminos, además de dibujar me dedico a la animación a la lectura y a la magia y la prestidigitación, haciendo espectáculos para chicos animando a leer con mucho humor.

3) Tus ilustraciones cuentan historias, ¿quién te las contaba a ti?
Siempre me gustó que me contaran, una de mis frases favoritas era “Contate algo” ( en argentino) Así que todo el mundo me contó, pero especialmente mis padres y mi abuelo.
Por eso, en los poemas que ilustro para Joaquín Sabina en la revista Interviú suelo contar mis propias cosas a los demás pero también a mi mismo.

4) Además de las ilustraciones, realizas diversas actividades enfocadas a la animación a la lectura, principalmente para un público infantil/juvenil. ¿Por qué crees que la lectura es algo tan importante?
Es una manera de vivir miles de vidas, viajes, emociones, además de desarrollar la imaginación y activar los canales neuronales.

5) ¿Qué libro te gustaría haber ilustrado?
La verdad es que ninguno de los que me gustan, por ejemplo el Principito, pero nadie podría haberlo ilustrado mejor que su autor. Quizás es por eso que me gustan.

6) Y, en sentido contrario, ¿te ha ocurrido alguna vez que una editorial te haya solicitado ilustrar un libro y al leerlo has descubierto que no te gusta?
En general no, pero como hago muchos libros de texto hay algunos que se me hacen más aburridos.

7) A pesar de no haber nacido en España, vives aquí. ¿Crees que es un buen lugar para dedicarse a vivir del cuento?
Todos los países viven del cuento, especialmente los políticos, pero España tiene muchas cosas mágicas, y muchos viejitos que te pueden contar muchas cosas.

8) Un libro, una película, un personaje (real o ficticio) y una canción que hayan marcado tu vida (o una parte determinada de ella). Cuéntanos cómo y por qué.
Cien años de soledad, lo leí cuando estaba comenzando la adolescencia, y en la época que salió, y estaba de exámenes por no haber estudiado análisis matemático en su momento, y mi madre me veía encerrado en un cuartito ”estudiando” pero en realidad estaba con el libro de Gabo mezclando fantasía y mis primeros pasos en el erotismo mágico literario.

9) Cuéntanos un viaje que tienes pendiente, ya sea real o ficticio.
Me gustaría viajar a Francia del 1830 a la ciudad de Blois para ver una actuación del mago francés Robert Houdin, padre del ilusionismo moderno.

10) ¿Qué es lo que no falta nunca en tu iPod/mp3/discoteca?
Música del viejo rock argentino

11) ¿Dónde te gustaría dejar huella?
En mi familia y amigos.

12) Recomienda un libro que no sea fácil de encontrar en las estanterías de las librerías.
Ambroise Vollard, Memorias de un vendedor de cuadros. Son unas maravillosas memorias de uno de los mas importantes marchantes del mundo, de Picasso , Cézanne, Renoir y Degas.

13) Dinos el nombre de alguien a quien no deberíamos perderle la pista.
La verdad es que no tengo ni idea, pero para no ser trascendente pongo a Gonzalo Higuaín.

14) Para finalizar, ¿nos dejas una cita para nuestro cuaderno de a bordo (libro de visitas)?
Sé rebelde contigo mismo.
Y gracias por este espacio.

Atlantis/El oro de los Cruzados (David Gibbins)


Recientemente Matilde Asensi defendía el género de aventuras como literatura de calidad, cuando habitualmente es un género al que la crítica deja a un lado. Estoy plenamente de acuerdo con la autora alicantina. Nunca me ha gustado el concepto de canon literario, ni tampoco la idea tan extendida de dividir y subdividir la narrativa en distintos géneros y subgéneros. No soy partidario de las etiquetas, y menos en literatura. A mi modo de ver, una obra es buena o no lo es, y aún esto no es más que una decisión subjetiva. Dicho de otra forma, una obra no será mejor simplemente porque así lo diga tal o cual persona. Todavía recuerdo mis años de estudios en Filología Inglesa, cuando parecía que todo aquél que no hubiera leído el Ulysses de Joyce (o que lo hubiese leído y se atreviese a reconocer que no le gustaba) quedaba marcado por una especie de estigma. De hecho, llegó a darse el caso de un profesor que admitió que dicha obra se le había hecho poco menos que insoportable, pero lo dijo por lo bajo, dejando claro que no lo repetiría delante de sus colegas.
Para mí la literatura es diversión, disfruto leyendo y escribiendo. Disfruté leyendo El Hobbit y también leyendo Las Ninfas, de Umbral. ¿Dónde me deja eso?
Todo lo anterior viene a cuento para comentar dos novelas de David Gibbins, Atlantis y El oro de los Cruzados. Dos novelas de aventuras. Dos buenas novelas de aventuras, en mi opinión. El autor es un profesional de la arqueología submarina, como el protagonista de las dos obras, así que sabe de lo que escribe y proporciona gran cantidad de datos que aportan realismo y credibilidad a la narración, pero la profusión de datos no llega a entorpecer la lectura. Casi todo lo que se cuenta resulta creíble, y aquello que no… tampoco le resulta al lector difícil de aceptar, pues Gibbins aporta teorías que parecen sustentar los devaneos de su imaginación. Un detalle a señalar es el anexo que el autor incluye al final de cada uno de estos libros para entrar en pormenores de cada dato histórico que ha ido apareciendo a lo largo de la obra.
Hay novelas de aventuras que falsean la Historia, o que la cogen por los pelos, y, peor, que pretenden convencernos de que lo que cuentan es cierto. Gibbins no hace nada de eso, se limita a contarnos una historia entretenida, y a contarla bien. Hay buenas historias mal contadas, y malas historias maravillosamente contadas. Gibbins ha ideado dos buenas historias y ha sabido contarlas bien.
En definitiva, dos ejemplos de buen género de aventuras. O, simple y llanamente, dos buenas novelas, si lo que queremos es pasar un rato entretenido con un libro en las manos.

Violent Femmes (Violent Femmes)



Milwaukee, Wisconsin, Estados Unidos, principios de los 80: tres amiguetes (Gordon Gano, voz/guitarra; Brian Ritchie, bajo; y Victor DeLorenzo, percusión) generan, sin saberlo, una de las piedras angulares de todo el punk-rock alternativo que estaba por venir. Tomando como nombre el argot de Milwaukee “femme” para algo así como “pelele”, el primer y homónimo disco de los Violent Femmes condensa toda la angustia y el nerviosismo adolescente en un contexto único: el folk-punk. O, lo que es lo mismo, ritmo y temática propias del punk a través de sonidos acústicos.

Como otras tantas veces ha sucedido a lo largo de la historia, el disco no disfrutó del merecido reconocimiento hasta mucho tiempo después de su lanzamiento. De hecho, sólo llegó a ser disco de platino diez años después de ver la luz. Sin embargo, esta indiferencia contribuyó indudablemente a situar la obra en lo más alto dentro de los círculos underground y a convertirla en disco de cabecera para muchas generaciones de adolescentes incomprendidos y cabreados.

A lo largo de sus diez o doce temas (la versión inglesa publicada por Rough Trade traía dos cortes extra), Violent Femmes (Rhino, 1983) es la prueba de que la electricidad, aunque ayuda, no es la única forma de canalizar la mala hostia, la ansiedad, la angustia, la incertidumbre adolescente o como queráis llamarlo. Así, podemos decir que nos encontramos ante un sonido propio, el sonido Violent Femmes que, todo hay que decirlo, lamentablemente nunca llegaron a reproducir con tanta calidad en ninguno de sus discos posteriores.

Resulta realmente difícil elegir algunos temas del disco y descartar otros, pero yo personalmente me quedo con Blister in the Sun, todo un clásico que abre el disco; Kiss Off, con su tremenda línea de bajo y su letra; Add It Up, mi favorita, un estallido punk en toda regla, una declaración de intenciones, un himno adolescente que encierra todo lo que uno piensa cuando tiene 16 años; y Gone Daddy Gone, con su inconfundible xilófono (sí, se puede ser cool con un xilófono).

Resumiendo, y como siempre digo al final (algún día escribiré sobre un disco que no me guste, a ver qué tal…), un disco imprescindible. Una obra que debería ser materia obligada en los institutos de todo el mundo. Un puñado de canciones que consiguen recargar mis baterías interiores siempre que las escucho, y es que, como alguien dijo, “huele a espíritu adolescente” y de qué manera.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Un día en Venus con Javier Ruescas


Javier Ruescas acaba de ver publicada su segunda novela, Cuentos de Bereth II: la maldición de las musas (Ediciones Versátil), después de entrar con gran fuerza en el mundo editorial juvenil con su primera obra el pasado año. Es además, un bloguero de pro y dirige y colabora en diferentes webs relacionadas con la literatura. Os remitimos a su web para que lo conozcáis mejor. Entre compromisos profesionales y actualizaciones, se ha venido a pasar un día con nosotros en Venus y hemos aprovechado para hacerle unas preguntillas. Muchísimas gracias, Javier, por tu tiempo, y avísanos si vas a Australia.


1) Siguiendo el ejemplo de un concurso organizado por una revista norteamericana, ¿podrías escribir tu autobiografía en no más de diez palabras?
He vivido siempre con un libro entre manos. (¡Qué difícil!)

2) Tu aparición en el mundo literario de la mano de Ediciones Versátil y Cuentos de Bereth ha sido algo así como un bombazo. No es habitual que con una sola obra se monte tanto alboroto. ¿Lo esperabas? ¿Hasta qué punto ha cambiado tu vida desde que a tu nombre le acompaña lo de “escritor”? Desde aquí, ¿hacia dónde vas?
Esperarlo no me lo esperaba, pero tampoco creo que haya sido un “bombazo”. Ciertamente ha salido muy bien y estoy muy contento con la acogida de los lectores, pero creo que en Internet la situación se magnifica sin que llegue a ser como es en realidad. Mi vida sigue siendo “más o menos” la misma, jejeje… Ahora viajo más, voy a presentaciones, de vez en cuando me reconoce gente y me pide algún autógrafo (pero en contadas ocasiones, jajaja), y dedico más tiempo a responder e-mails y mensajes de los lectores. Por otro lado, considero que a cada libro que publico tengo una responsabilidad mayor con mis lectores y por eso me afano en mejorar y en ofrecer historias diferentes que les entretengan y les hagan disfrutar. Pues no sé hacia donde voy, pero sé hacia dónde me gustaría dirigirme: continuar escribiendo y publicando, y no separarme del mundo editorial porque me encanta.

3) ¿Qué se siente al ver a alguien que no te conoce de nada con un libro tuyo en las manos?
Esto me sucedió en Gijón durante la Semana Negra. Esa noche había fiesta de disfraces e íbamos todos vestidos de piratas por la ciudad. Bueno, pues llegando al hotel, vi a una chica con su madre que llevaba Encantamiento de Luna en las manos. Me paré y le dije: Ey! Ese libro lo he escrito yo! (muy emocionado, claro). La chica me miró, miró a su madre, abrió el libro, vio la foto, me volvió a mirar, su madre echó un vistazo a la solapa del libro y a continuación dijo: Ah, pues es verdad que eres tú… Jajajaja. Me dijo que le estaba gustando mucho y al día siguiente apareció en una presentación que hice. Dudo que lo olvide nunca porque fue muy emocionante y divertido.

4) Eres, entre otras cosas, un contador de historias. ¿Quién te las contaba a ti?
Pues mis padres, mis abuelos y después yo sólo con los libros que devoraba noche tras noche. Una de las cosas que más me sorprende es el hecho de que ahora sea yo quien le cuente otros cuentos a gente que no conozco. Sólo de pensarlo se me ponen los pelos de punta.

5) Vives en Madrid, ¿crees que es un buen lugar para dedicarse a vivir del cuento?
No creo que influya demasiado, pero desde luego aquí tienes más oportunidades de conocer a gente igual que en Barcelona; simplemente por el hecho de que es en estas dos ciudades donde se encuentran la mayoría de las sedes editoriales.

6) ¿Qué libro te gustaría haber escrito?
Pues es una pregunta complicada… pero yo creo que me sentiría muy orgulloso de haber escrito, entre muchos otros, la saga de Harry Potter o La historia Interminable.

7) Un libro, una película, un personaje (real o ficticio) y una canción que hayan marcado tu vida (o una parte determinada de ella). Cuéntanos cómo y por qué.
¿Un libro? Pues repito: La historia interminable. Porque fue el primer “libro gordo” que leí. Lo encontré en la buhardilla de mi casa, escondido entre muchos otros títulos. Fue casi mágico: lo cogí un tanto escéptico, me senté en un sofá y no me levanté hasta que lo terminé.

Canciones hay muchas, siento no poder elegir una sola porque cada una de ellas tiene un significado. La mayoría de las que tengo en mente pertenecen a BSO de películas o a musicales.

Y un personaje… pues Peter Pan. Porque me obsesionó durante toda mi infancia y parte de mi adolescencia. Me parecía un personaje tan complejo e interesante que devoré todas las novelas relacionadas con él. De hecho, mi primera web de fans fue sobre Peter Pan, jeje…

8) ¿Qué no falta nunca en tu iPod/mp3/discoteca?
Como ya he dicho: multitud de canciones de musicales y de BSO. Me vuelven loco las canciones con historia…

9) Eres un fan confeso de la saga Crepúsculo. En ese sentido, ¿qué opinión te merecen las palabras que Stephen King dedicó a la autora?
Después de tantos años en esto, sólo puedo decir que para gustos los colores. Si algo he aprendido es a respetar la opinión de los demás y a no descalificar porque a uno le guste una u otra novela. Lo considero innecesario y de muy mal gusto. Como una vez escuché: tanto en el amor como en la literatura, no dejaremos de sorprendernos por los gustos de los demás. Creo que más de uno debería aprender esa lección antes de descalificar a nadie (y no hablo de Stephen King, específicamente).

10) ¿Dónde te gustaría dejar huella?
Yo creo que en el mundo de la literatura, principalmente porque es a lo que me dedico (y quiero seguir dedicándome). Pero hay que trabajar duro para lograrlo.

11) Si pudieras elegir un poder sobrenatural, ¿cuál sería?
Yo creo que volar, jajaja… desde pequeño he fantaseado con ello.

12) Cuéntanos un viaje que tienes pendiente, ya sea real o ficticio.
Tengo muchas ganas de visitar Australia. Ya os diré si lo consigo, jajaja…

13) Recomienda un libro que no sea fácil de encontrar en las estanterías de las librerías.
A mí me marcó mucho Pregúntale a Alicia, pero me suena que hace poco lo reeditaron (¡Bien!)

14) Dinos el nombre de alguien a quien no deberíamos perderle la pista.
Yo no le perdería la pista a Kami García y Margaret Stohl (autoras de Hermosas Criaturas) ni a José Antonio Cotrina y su Cosecha de Samhein.

15) ¿Nos dejas una cita para nuestro cuaderno de abordo?
Como digo siempre: No dejéis de luchar por vuestros sueños, nunca sabréis cuando podrían llegar a cumplirse.

¡Un saludo y gracias por tan magnífica entrevista!

Las máscaras del héroe (Juan Manuel de Prada)


Esta es sin duda una de las novelas que más he disfrutado en los últimos quince años. Por eso mismo me sorprende a mí mismo no haber podido terminar ninguna de las obras posteriores de este mismo autor, quizás porque no conseguía evitar compararlas con esta, o quién sabe por qué. Hay ciertos autores que me parece que cargan con una especie de maldición, y es que su primera obra es tan exageradamente buena que todo lo que viene después sale mal parado en la comparación. Otra cosa, por supuesto, es que no deberíamos comparar unas obras con otras, sino tratar de disfrutarlas en sí mismas y por sí mismas, pero eso no es siempre posible. Y también es igualmente cierto que esta no fue la primera obra de J. M. de Prada, pero sí su primera novela. Para entonces ya había ganado innumerables premios de relato (si no me equivoco, en un mismo año tres relatos cortos suyos quedaron entre los cuatro mejores según el jurado del premio Max Aub).
Empecé a oír hablar de Las máscaras del héroe poco antes de que saliera a la venta, había un cierto runrún, un rumor de que una obra importante se avecinaba. Ahora mismo no recuerdo a ningún otro autor del que se haya hablado tanto en prensa y radio antes incluso de publicar su primera novela. El caso es que lo compré para regalárselo a mi hermano Eddy y aproveché para leerlo yo también (es el truco de nuestros mutuos regalos navideños, que ambos los disfrutamos por igual). La lectura es apasionante desde el comienzo, con la carta de Gálvez al inspector de prisiones, y el posterior Museo de Espectros, donde van apareciendo uno tras otro personajes como Alejandro Sawa, Jardiel Poncela, Valle Inclán, Baroja, junto a Fernando Navales, el antihéroe de esta obra, que nos arrastra con él por un universo perfectamente tallado a base de magníficas descripciones y metáforas que te hacen detenerte en la lectura y releerlas para paladearlas como se merece la buena literatura.
Pero no es Navales quien cautiva al lector, sino sobre todo Gálvez, uno de esos personajes a los que se lamenta profundamente no volver a ver: …desapareció para siempre, como un ángel que vuelve al infierno, como un héroe enmascarado que al final de la función se aparta la careta y reniega de su heroísmo…

In Pure Spite (The Maharajas)



Cuando uno piensa en Suecia, así a bote pronto, lo primero que le viene a la cabeza es nieve, buen nivel de vida, Volvos y Saabs, vocales con circulitos encima, gente guapa y, de un tiempo a esta parte, trilogías literarias que arrasan en las librerías. Pero hay un lado menos conocido (al menos para el gran público) en el devenir sueco: su vasta producción musical (se dice que es el tercer país exportador de música del mundo, por detrás de los Estados Unidos e Inglaterra) y, más concretamente, la indiscutible calidad de sus bandas de rock. Y es que, amigos, la cosa no se queda en ABBA, sino que grupos como The Hives, The Nomads, Backyard Babies o The Hellacopters han subido, cada uno con su estilo propio, a Suecia en el podio del ruakanrol mundial.

Así, la banda que os presento aquí también viene del frío sueco, aunque os aseguro que frío precisamente no es lo que le hacen sentir a uno con su sonido. The Maharajas fueron fundados a finales de los 90 por Jens Lindberg, un veterano de la escena sueca, como forma de canalizar su pasión por el beat garagero, los sonidos sixties y el rock&roll. Para ello, reclutó a lo mejor de cada casa y le dio forma a su banda. Dicho esto, ya sabéis por dónde nos movemos: puro sonido Telecaster, amplis vintage, órganos Farfisa y fuzzbox a raudales. Para los puristas, indispensables los botines, el flequillo y las patillas bien largas.

In Pure Spite (Low Impact-Bloody Mary, 2007) es la cuarta, y hasta la fecha última, rodaja de estos garageros suecos. ¿Y qué encontramos en ella? Pues, aparte de lo ya mencionado (léase garage y rock&roll del bueno), toneladas de diversión y buen rollo condensadas en doce pepinazos que no hacen sino incitarte vilmente al baile y al descontrol, y dos temazos más lentos (Alaska Beach y I’m Going Home), de ésos que antes les grabábamos en una cinta a la chica que nos molaba. De los mencionados pepinazos, el que escribe se queda con Repo Man, que abre el disco y deja claro de qué va el asunto; On Hold (For Too Long), que encierra todas las esencias de la banda; y Split Personality, que si no te hace bailar es que estás más congelado que una varita de pescado (sueco, por supuesto).

Resumiendo, un concentrado vitamínico de sixties beat y rock&roll idóneo para estados carenciales de agitación y diversión. O, dicho de otro modo y parafraseando a los Doctor Explosion (grandes, muy grandes): antes de que sea tarde… ¡¡Diviértete!! ¡¡Muerte al rock!! ¡¡Larga vida al Rock&Roll!!

miércoles, 3 de marzo de 2010

Un día en Venus con Fernando Marías


Fernando Marías acaba de recibir el Premio Primavera de Novela por su obra Todo el amor y casi toda la muerte. Con anterioridad ganó el Premio Nacional de Literatura Infanil y Juvenil, el Nadal, el Gran Angular, el Anaya... Es autor además de guiones cinematográficos y también editor. Si queréis conocerle mejor, no os perdáis su estupenda web: http://www.fernandomarias.com/
En un pequeño hueco en su apretada agenda, se ha venido a Venus para contestar nuestras preguntas.
Muchísimas gracias, Fernando.

1) Siguiendo el ejemplo de un concurso organizado por una revista norteamericana, ¿podrías escribir tu autobiografía en no más de diez palabras?
Pues no, la verdad. En mi web pone “Nací en Bilbao en 1958 y vivo en Madrid”. Y nunca he sabido qué más poner.

2) Desde aquí, ¿hacia dónde vas?
El dónde no lo sé. Sé el cómo: por una carretera amplia y tranquila, un día soleado, en un descapotable de segunda que no conduzco yo.

3) Eres, sobre todo, un contador de historias. ¿Quién te las contaba a ti?
Mi padre y mi madre, cada uno a su manera. Escuchándoles contar Doctor Zhivago, la película, aprendí que las historias se pueden abordar de distintas maneras. La versión de mi madre duraba cinco minutos, iba a lo esencial. La de mi padre duraba más que la de David Lean.

4) Suponemos que a estas alturas estarás acostumbrado, pero ¿qué se siente al ver a alguien que no te conoce de nada con un libro tuyo en las manos? ¿Recuerdas la primera vez que encontraste tu primer libro en la estantería de una librería?
Eso es lo mejor de escribir, aparte del hecho de escribir en sí. Sí, en la casa del libro, La luz prodigiosa editada por Huerga & Fierro. Había diez ejemplares. Un tipo se acercó y tomó uno. Yo, que espiaba el movimiento de mi venta tras pilar de libros de Ken Follet, sentí que amaba a ese comprador anónimo. El comprador anónimo leyó la contra y devolvió el libro al montoncito. Pasé del amor al odio.

5) Vives en Madrid, ¿crees que es un buen lugar para dedicarse a vivir del cuento? ¿Mejor que Bilbao, donde naciste?
Madrid crea adicción, a pesar de sus carencias. No podría vivir en otra ciudad. Y sí, pienso que en esta ciudad todo lo relacionado con la cultura es más fácil.

6) Con todos los libros que tienes a tus espaldas, ¿puedes elegir tu preferido? La respuesta fácil sería decir el último, así que no la aceptamos.
Aparte del último (que en estos momentos es el favorito), Cielo abajo en novela juvenil y Esta noche moriré y El mundo se acaba todos los días en adulto.

7) ¿Puedes explicarnos lo que sientes al poner el punto y final a una obra?
Una paz enorme, y una sensación de victoria. La página en blanco es infinita, y vencerla da alegría y serenidad.

8) ¿Qué libro te gustaría haber escrito?
Las uvas de la ira, de John Steinbeck.

9) Si no nos fallan las cuentas, hasta el momento tienes siete títulos publicados en literatura infantil y juvenil y otros siete en literatura para adultos. Con la salvedad de la literatura dedicada a niños pequeños (infantil), ¿estás de acuerdo con la costumbre de catalogar una novela como perteneciente exclusivamente al ámbito de la literatura juvenil? ¿No es una catalogación perjudicial, en el sentido de que puede ser un freno para determinados lectores?
Es una fórmula de mercado. Siempre digo que mis novelas juveniles son novelas para todos los pùblicos, un adulto las puede leer igual. No sé, en novela juvenil me va muy bien pero no tengo teorías al respecto. Mis novelas juveniles son un poco extrañas.

10) Suele decirse que en el ámbito de la literatura “infantil y juvenil” no existe la rivalidad y envidia que aparentemente sí hay entre algunos autores de la llamada “para adultos”. ¿Es cierto? ¿Podrías resumirnos cómo es tu relación con otros autores y con los editores?
No lo sé, no siento que me afecte. Me llevo bien con casi todo el mundo.

11) Un libro, una película, un personaje (real o ficticio) y una canción que hayan marcado tu vida (o una parte determinada de ella). Cuéntanos cómo y por qué.
Libro: El viejo y el mar. Aún pienso que algún día lograré escribir una historia así: simple, mágica y total.
Película: Grupo salvaje, de Sam Peckinpah. La película que cambió mi vida y me decidió a dedicarme a esto.
Personaje: Jeckyll & Hyde. Inevitable: soy géminis.
Canción: Epitaph, de King Crimson. Abre todas las puertas, y sigue siendo sobrecogedora 40 años después.

12) Cuéntanos un viaje que tienes pendiente, ya sea real o ficticio.
Tengo pendiente un viaje a mi propio pasado, y lo haré en 2011.

13) Recomienda un libro que no sea fácil de encontrar en las estanterías de las librerías.
Oro ciego, de Alejandro Hernández (Salto de página).

14) Dinos el nombre de alguien a quien no deberíamos perderle la pista.
Alejandro Hernández.

15) ¿Nos dejas una cita para nuestro cuaderno de a bordo?
“Está tejida con azul la noche aún crepuscular” (Antonio Gamoneda)

Los vampiros de la mente (Dan Simmons)


Esta no es una novela de terror propiamente dicha, aunque el lector puede quedar aterrorizado ante lo que sugiere la trama. No es tampoco una historia de vampiros, al menos no de los vampiros que todos conocemos. Estos no beben sangre. Podría decirse que es una novela de suspense con mucha acción, una vuelta de tuerca a la eterna lucha entre el Bien y el Mal. O una historia de fantasía completamente realista, porque enseguida entras en la trama y todo está tan bien hilvanado que resulta totalmente creíble. Por encima de todo, es un buen libro, que es de lo que se trata. Es difícil de conseguir que una novela de más de mil páginas no pierda el ritmo en algún momento, sobre todo si pensamos que hay muchísimas novelas de doscientas o trescientas páginas que sí pierden el ritmo. Aquí la tensión no decae en ningún instante.
Simmons nos muestra lo que hacen dos víctimas inocentes enfrentadas a un entramado criminal que parece indestructible, porque ¿qué se puede hacer cuando no se trata de ser el más inteligente ni el más fuerte?
¿Qué harías si supieras que hay alguien capaz de dominarte con su mente, que da igual dónde te escondas, porque podrá adueñarse de ti y obligarte a hacer cosas que no quieres? ¿Qué harías si te obligan a formar parte de una partida de ajedrez en la que sólo eres un mero peón? O, cambiando la perspectiva, ¿qué harías si fueras tú el que tuviera el poder de dominar la mente de otros, de moverlos a voluntad? En definitiva, ¿qué es lo que hacemos cuando tenemos poder sobre otros?
Descubrí a Dan Simmons leyendo una colección de relatos en la que diversos autores trataban el inagotable tema de los vampiros. Fue precisamente el suyo el que más me gustó: su historia, situada en la Rumanía bajo la dictadura de Caucescu, me pareció la más original y mejor escrita. Meses más tarde encontré Los vampiros de la mente y me decidí a leerla, sin saber sobre qué iba. La lectura me confirmó que se merece un buen lugar en nuestra biblioteca en Venus.

Car Wheels on a Gravel Road (Lucinda Williams)



El rugiente motor de un Buick o de un Cadillac (o de cualquier arquetípico coche americano) haciendo que las gomas montadas sobre unas llantas cromadas vayan devorando una rectilínea y solitaria carretera, en la que sólo los ocasionales moteles (y una cerveza de cuello alto bien fría) puedan hacernos parar. Este es el marco en el que siempre he deseado escuchar este disco. De momento, y hasta que pueda hacerlo, me lo he traído a Venus para que conozcáis (los que no tenéis el placer) a esta dama sureña única: Lucinda Williams.

Dueña de una voz rota y autora e intérprete de impresionantes canciones con una gran riqueza literaria, Lucinda Williams es un diamante en bruto que no necesita ser pulido porque las historias que cuentan sus canciones son duras como el cemento y duelen como el alambre de espinos, pero brillan hasta hacer que cierres los ojos, y únicamente escuches. Nacida en Lake Charles, Louisiana, su padre fue profesor de literatura y poeta, e influyó decisivamente en ella transmitiéndole el amor por las letras y el gusto por el blues del Delta del Mississippi y Hank Williams. Por otro lado, su madre le transmitió el interés por el folk a través de figuras como Bob Dylan, Leonard Cohen y Joni Mitchell. Con este bagaje musical tras ella, no es de extrañar que Lucinda decidiera contar historias utilizando el blues, el country, el rock, el folk y el Cajún como acompañamiento para sus letras.

Car Wheels on a Gravel Road (1998) fue el quinto album de Lucinda, y el primero publicado por una major (Mercury Records) tras haber publicado sus anteriores obras en sellos menores. En su conjunto, es un concentrado de buena música americana con raíces profundas en el country-rock. En él podemos encontrar una brillante descripción de la vida en los estados sureños de los Estados Unidos, de hecho, son numerosas las referencias a diferentes ciudades o lugares a lo largo del disco. Asimismo, Lucinda se adentra en los entresijos de amores que terminan mal o de lo que pudo haber sido y no fue. Las melodías son sencillamente deliciosas, de forma, que tras escucharlas un par de veces, te encuentras tarareando las canciones. Su voz suena firme y rota, la percusión tiene un brillo especial, las guitarras se apoyan con frecuencia en el slide y sus notas fluyen, y la armónica aparece reforzando todo el conjunto.

En definitiva, una obra mayúscula. Un disco tremendo de una autora inigualable en la que nada es fingido o impostado, sino que destila autenticidad por todos los lados. Yo tuve la suerte de verla en directo y me sacudió, me noqueó, me vapuleó como pocos directos lo han hecho. No lo dudéis, sacad la botella de Jack Daniel’s, algo de hielo, subid el volumen en el ampli y disfrutad de un rato con Lucinda Williams. Os aseguro que no la olvidaréis.